Hablé, grité, critiqué todo lo que pude a la nefasta LSSI cuando
tocaba. Muchos ayudaron. Otros callaron. Algunos discreparon: que si no
era para tanto… que si censura previa por qué… que si sólo afectaba
a sitios con ánimo de lucro… que si tal, que si cual…
Durante aquella agria batalla, mi "derecho al honor" (ya que parece
que esa figura medieval puede aún ser invocada con éxito en pleno siglo
XXI… que se vayan preparando algunos) fue vulnerado repetidas veces.
Kriptópolis pasó dos años completos en "stand-by" y a punto estuvo de
irse definitivamente al garete.
Está en todas las hemerotecas. La batalla se perdió y la LSSI está
vigente desde 2002, agregando desde entonces su pesado lastre de
confusión e incertidumbre a cualquier proyecto de Internet en España,
con independencia de su origen y finalidad…
(pagina consultada kriptopolis.org)